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Gine con Esther
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Mi día a día

Poniendo espéculos.

  • 21 de enero de 202121 de enero de 2021
  • por Esther Ruiz

Mis primeros días en la especialidad comenzaron en centro de salud; en consulta de ginecología general y seguimiento de embarazo de bajo riesgo. Un buen lugar para empezar, buena compañía y…

¡Tooodo por delante por aprender!

Y es que los comienzos tienen ese doble filo, esos nervios iniciales por el desconocimiento absoluto, a la par que unas ganas inmensas por aprender día a día, porque por pequeño que sea el aprendizaje diario, partiendo de la nada, parece que das pasitos de gigante con cada pequeña cosita que añades a tu mochila de R1.

Esos primeros días en los que te encuentras en el limbo entre estudiante y residente. Ves a los estudiantes de sexto que rotan por el hospi y piensas: «¡Pero si es que yo me veo casi casi como ellos!» y, por otro lado, ves a tus resis mayores y te parece que están a años luz de tí. Y no es que te parezca, es que lo están, pero es lo normal. Llevan varios años rondando por la especialidad y, sin ninguna duda, llevan la mochila de conocimientos muuuuucho más cargada que la tuya, que está «a estrenar». Pero … ¿y a quién no le gusta estrenar?.??

Los primeros días miré, a pesar de que desde el principio intentan dejarte hacer cosillas, antes hay que observar y fijarse en cómo lo hace otro, es lo que toca en ese momento. Reconozco que llegas con ansias de hacer de todo, pero hay que ser realistas y un pelín humildes, no puedes hacer de todo sin tener ni idea de nada, y es tan sencillo como eso. Así que, yo observé y, poquito a poco, me fueron dejando hacer las cosas más sencillas. Y ahí es donde entran los primeros espéculos. Esos instrumentos que usan las matronas y gines con forma de «boca de pato» que se introducen por la vagina para poder ver el cuello del útero (cérvix) y vagina. Si alguna vez os han hecho alguna revisión ginecológica o habéis ido a la matrona, seguro que ya conocéis a este compi ??. Parece la mayor tontería poner un espéculo, pero por básico que parezca, supongo que todo lo nuevo tiene su pequeño misterio. Yo llevo unos meses y, aunque admito que ahora ya es muy diferente al primer día, sigue habiendo algún cérvix que se me escapa, otro que no consigo ver bien porque me tapa la vagina… Seguramente, cuando lea esto dentro de un tiempo pensaré: «Vaya tela pollito, ni un espéculo ponías». ?

Así fueron mis comienzos, hoy empezaba poniendo espéculos, pasado me dejaban hacer algún tacto vaginal, otro día te introduces en el desconocido mundo de la eco… y aquí no voy a entrar, porque esto da realmente para otra entrada. Muchos estudiantes de medicina no han cogido nunca un ecógrafo o lo han hecho en contadísimas ocasiones. En mi caso, lo había usado en prácticas de la universidad, intentando localizar las carótidas a una compañera, y hasta ahí llegaba mi relación con el ecógrafo. (¡¡Las carótidas!! de poco me iba a servir ahora) ?. ¡Ay, la eco! Abdominal, vaginal, de embarazada de pocas semanas, de gestantes ya en el tercer trimestre de embarazo…otro mundo nuevo, de verdad.

Y es que, realmente, es todo taaan nuevo, que todo te hace ilusión. A mi me parecía mentira que fuera yo la que estaba haciendo una eco vaginal a una paciente. (Aunque luego no me orientara y no encontrara ni el útero). Benditas primeras veces llenando la mochila. ??

Creo que el mejor equipaje con el que yo conté, y que creo que puede ser útil si empiezas pronto la residencia es:

  • Un neceser lleno de buen rollo y buena compañía.
  • Unos ojos bien abiertos, como buen pollito R1 que eres.
  • Una libreta donde ir apuntando pequeñas dudas que luego puedas preguntar o repasarte en casa. Al principio algo muy típico que me pasaba a mí, es que me preguntaban si tenía dudas y yo pensaba…»¡¡TODAS, tengo todas!!». Pero poco a poco te vas centrando un pelín, confía.
  • Un estuche de ilusión. Intenta ir haciendo lo mejor que puedas esas primeras tareas que te dejen tus adjuntos. No te agobies si no salen a la primera, ¡tú ponle ganas!.
  • Y, sobre todo, un «Kit de supervivencia» que cuente con alguien que cuando le digas: «Es que no consigo ni verle el cérvix al poner el espéculo», «Jope, le hago la eco y no me sitúo, si es que no me oriento», «y aquí de dónde a dónde mido, si yo no veo dónde empieza y dónde acaba este ovario», te responda con una sonrisilla y un sencillo: «¿Y qué pretendes?, ¡Si acabas de empezar!. Te quedan muchos años por delante».

Y así es, me quedan muuuchos principios aún por vivir, muchas ecos en las que perderme y otras tantas en las que empezar a encontrarme. Mis primeros pasos en esta aventura empezaron como dice la canción, «des-pa-ci-to» pero, en esos inicios, cuando tengas el ecógrafo en la mano y estés más perdido que en las clases de Anatomía patológica, mejor acordarse de los Hombres G y pensar que los inicios son maravillosos y que «hoooy algo me dicee… que voy a pasármelo bien». ??

Otro día os cuento un poco más de mis primeras hazañas, «espéculo» haberos entretenido un ratito.

¡¡NOS VEMOS POR EL RINCÓN!! ??

Mi día a día

Mi primera guardia.

  • 14 de enero de 202114 de enero de 2021
  • por Esther Ruiz

Hace unos meses tuve mi primera guardia como R1 y no se me ocurre mejor forma de inaugurar este pequeño rincón. Primera entrada de mis primeras veces en el hospi. Os voy a contar un poquito cómo fue mi aventura…

¡VAMOS ALLÁ!

7a.m ¡Riiiiiiiiiing! -Suena el despertador. El día amanece interesante. Por la mañana, mi rotatorio de gine, comer en el hospi y, después, guardia desde las 15h hasta las 8h del día siguiente. ¡No hay miedo! Bueno, sí que lo había, claro que sí. Y es que yo soy esa persona que lleva poniéndose nerviosa desde el primer examen de conocimiento del medio de mi vida y, esta vez, no iba a ser menos. ??

En mi caso, mi primera guardia no fue de gine, sino de puerta de urgencias. A las 15h quedo con mis CoR (otros R1 de diferentes especialidades) con las que compartiré el día y, cuando me quiero dar cuenta…
«Tienes un paciente con dolor abdominal. Está en la sala de espera, pásalo al Box 5 y lo vas viendo.»
¿Tienes?…¿Qué sala?…¿Box 5? ¿Cómo llamo a ese buen hombre y qué le hago yo? ¡¡¡ ?️ !!!

Y así es como empezó todo, un poco atropellado quizá, no sabía ni moverme por urgencias ni a quién dirigirme en cada momento. «¿Este será el celador? ¡Creo que aquel tiene cara de enfermero! Me dicen que se lo pida a la R4, mmm será está chica.»

En medio de ese pequeño caos en el que estaba metida, a media tarde, bajó a verme mi resi mayor, que estaba de guardia en gine y venía a ver si estaba sobreviviendo. Me trajo unas galletitas, me salvó 10 minutillos, le conté lo perdida que estaba y ese ratín fue la dosis justa de buen rollo que necesitaba. Me tranquilizó diciéndome que la primera guardia es así, que luego todo se ve de otra manera. Que intentara sobrevivir. Y ahora, creo que fue un gran consejo. Esa visitilla, por insignificante que parezca, a mi me pareció un detallazo. En ese momento, necesitaba que una cara conocida dijera… «eh, ¡tranqui! Si necesitas cualquier cosa, estoy a solo unas plantas, llámame.»

Y poco a poco fui viendo un paciente, otro, pidiendo pruebas, escribiendo las historias y, casi sin darme cuenta, me fui sintiendo un poquito más cómoda. Quizá fueron las galletas, la visita, los pacientes o simplemente el haber pasado ya esas primeras horas donde todo, y digo TODO, era nuevo para mí.

Y llegó la cena, yo me sentía bastante entera, la verdad, hasta lo comenté con mi CoR; «No pensé que estaría tan bien, creo que no necesito dormir ahora.» Animalito…lo que no sabía, era el bajonazo que me iba a entrar a las 3:00h de la mañana. La energía que creía tener hace unas horas, ahora solo me daba para buscar un café que me echara un cable para aguantar un ratito más. Y así fue, un café y otro paciente y otro más… Y llegó mi turno de dormir. Ya está, lo había hecho. Primera guardia superada y me sentía bien, cansada, con una sensación un tanto rara pero, en el fondo, sabía que había sobrevivido y no había sido tan desastre como prometía serlo a las 15h de la tarde.

Dejo aquí algunas cositas que me llevo de mi primera guardia y que me gustaría compartir:

  • Valora a tus resis mayores y agradece que te cuiden. Guárdalo en un rinconcito de tu hipotálamo y acuérdate de este momento cuando seas tú el que debe echar un cable (y unas galletas ?) al resi pequeño.
  • Quizá no tengas ni idea de nada, o eso crees, pero juega tus mejores bazas. Saluda al paciente con una sonrisa, dile tu nombre y hazle ver que vas a estar pendiente de él mientras esté en urgencias. Yo pensaba; mira, a lo mejor luego patino en las pruebas que debo pedir y el adjunto me tiene que ayudar y ponerme las pilas, pero este poquito que sé hacer, lo voy a hacer bien.
  • Sobrevive. Apáñatelas, tu primera guardia es muy especial. Sólo tú sabes lo perdido que te sientes, lo entero que crees estar a las 23h y el bajón que te entra a las 3h. Todo pasa, intenta hacerlo de la mejor manera posible para ti en ese momento y será suficiente.
  • Todo llega. Parece que ayer estabas haciendo una práctica de 5h de bioquímica, esperando al bus de la uni en aquel polígono, de camino al hospital a 40 minutos en el que te tocó ese rotatorio… Y hoy, estás presentándote a los pacientes como médico por tu nombre. Algo has hecho bien.

Espero que os haya entretenido un pelín, que a alguno le saque una sonrisilla al recordar su primera guardia y, a otro, le despierte las ganas de que llegue ese día que para él sea el primero de muchos.

Todo llega… ¡NO BAJÉIS LA GUARDIA! ??

❤️

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