Gine con Esther… en GAMBIA.
Hace unos meses, tuve la oportunidad de vivir una experiencia muy especial. De hecho, podría decir sin equivocarme, que es la más me ha marcado el 2021. Por eso, he pensado que no hay mejor forma de inaugurar este año, que contándoos aquello que ocupó, para mí, un lugar muy importante del anterior. El vuelo Valladolid-Gambia está a punto de comenzar…¿Te vienes?
3,2,1…¡DESPEGAMOS!
«Oye, os paso la información de esta carrera solidaria que han organizado, por si os apetece. Es de AYEPU, una asociación que conozco. Os dejo su link también, por si queréis cotillear». Y así, es justo como comenzó la aventura. Este mensaje lo mandé por varios grupos de Whatsapp que tenía y, en algún punto, despertó una pequeña chispa que fue desencadenando todo. ??
Os voy a contar algunas cosillas sobre AYEPU, para que nos vayamos centrando un poquito. AYEPU (Ayuda Entre Pueblos), es una asociación sin ánimo de lucro, formada por voluntarios, que lleva años trabajando en Gambia. Es un equipo que tiene como objetivo formar y empoderar a los sanitarios locales, trabajando a su lado, para poder conseguir centros sanitarios que puedan ser sostenibles por la propia población gambiana ??. Para contribuir a este propósito, trabajan en centros sanitarios sin médicos, que cuentan con escaso personal sanitario, realizando consultas a diario con los enfermeros y personal local, intercambiando conocimientos y técnicas. Además, imparten talleres a la población, junto con los sanitarios locales, en los que dan algunas claves sobre higiene, salud bucodental, consumo de drogas, emergencias, primeros auxilios…etc.
Ahora que ya hemos entrado en materia, ¡¡continuamos con la aventura!!? La verdad, es que yo conocía esta asociación desde hace bastante tiempo, pero hasta este momento, no había dado el paso para formar parte de ella. ¿Os acordáis del mensaje que os he comentado antes? Pues a raíz de ese día, un tiempo después, mi resi mayor me comentó que había estado mirando cosillas sobre la asociación, había hablado con gente que formaba parte de ella y, entonces, fuimos curioseando, preguntando, hablando con los directivos y uniéndonos a alguna reunión por videollamada. Fuimos informándonos de los proyectos que tenían abiertos en ese momento y, cuando nos quisimos dar cuenta, ya sabíamos que, de una manera u otra, queríamos formar una pequeña parte de lo que ese equipo tenía entre manos.
Y esto, ¿por qué os lo cuento si aquí hemos venido a hablar del viaje?? Precisamente, porque quiero dejar claro, y así te lo hacen ver en la asociación desde el primer momento, que el viaje, a pesar de ser una parte muy importante y que, evidentemente, marca mucho tu experiencia, es solo uno de los pequeños ladrillos que forman esta asociación. Hay mucho trabajo realizado por gente que no ha viajado nunca a Gambia ni tiene pensado hacerlo, y son elementos absolutamente indispensables del grupo.
Ahora sí, montamos en el avión ✈️ y aterrizamos en aquel país desconocido sobre el que llevábamos meses imaginando. El viaje duró 15 días. Estuvimos en tres pequeños poblados diferentes; Jurunku, Illiassa y Batabut Kantora. En los tres lugares seguíamos más o menos la misma rutina. Por las mañanas, acudíamos al centro de salud y pasábamos consulta con el enfermero del centro o el personal sanitario que hubiera en cada sitio. El primer centro, que fue el más pequeño en el que estuvimos, pero también el que más especial me pareció, constaba de dos pequeñas salitas de exploración y otra, más pequeña incluso, que era el lugar donde almacenaban los medicamentos para darles a los pacientes, digamos que era una mini-farmacia. Al mando de ese pequeño lugar había una única persona; un enfermero. Bueno miento, otra pieza fundamental era un hombre que se encargaba de pasarle los pacientes uno a uno y de conseguir que la gente esperara de manera ordenada fuera del centro. Una persona, dos salitas, un solo armario con medicación y mucho mucho esfuerzo ???. ¡Menudo golpe de realidad nos llevamos! En ese pequeño rincón, pudimos ver, por primera vez, cómo funcionan allí las cosas. Y es que allí, no se les da el fármaco de primera elección, sino “el que haya”. Allí, no existen tratamientos crónicos, reciben periódicamente los comprimidos en una bolsita para una semana (como mucho) y, si necesitan más, tienen que acudir de nuevo al centro….tarea complicada en algunos casos.
Después, comíamos con la gente del poblado o con los compañeros del centro de salud. El arroz era el plato estrella, por la simple razón de que llena y es barato. Arroz con pescado, arroz con pollo o con una salsa que estaba hecha con mezcla de cebolla y otras verduritas que, la verdad… ¡¡estaba riquísima!! ?
Y justo entonces, es cuando llegaba mi momento favorito del día. Después de comer, aprovechábamos ese rato para jugar con los niños. Saltábamos a la comba, jugábamos en corro mientras cantaban las canciones que aprendían en el cole, hacíamos pompas de jabón, sacábamos los gomets de colores y…¡ahí teníamos el éxito asegurado! ⚽? Es increíble ver cómo disfrutaban, bueno, DISFRUTÁBAMOS* con las pompas, qué caras se les ponía cuando llevaban el brazo lleno de pegatinas, cómo te abrían, sin dudarlo, un hueco en su corro y cantaban y bailaban enseñándonos sus juegos. Nunca olvidaré la avalancha de niños que empezó con un grito de «selfieeee chicos» y acabó sin foto, pero con todos los niños tirados encima nuestro riendo. ?¡Qué momentazos nos regalaron esos pequeñajos!
Después, por la tarde, solíamos volver al sitio donde dormíamos y nos poníamos a preparar talleres o compartíamos lo que cada uno había vivido ese día. Ahora que me doy cuenta, no os he hablado de los integrantes del equipo ?. Al mando del equipo estaba Ana, psicóloga y coordinadora del grupo. Esta era, nada más y nada menos, su décima vez en Gambia y fue, sin duda, la pieza fundamental para el resto del equipo que hizo que todo fuera sobre ruedas. Pedro, enfermero y residente de Familia y Comunitaria, que hizo un trabajazo explicando al personal local algunos consejos de cómo realizar las curas y qué apósitos usar en cada situación. María, residente de gine (mi resi mayor). María y yo, además de compartir hospital de residencia, tuvimos la oportunidad de compartir mosquitera, gomets, salsa de cebolla y esta experiencia inolvidable ?. Nosotras solíamos estar con los enfermeros y matrones, viendo a los pacientes que acudían al centro, población general que venía por diversas patologías y también gestantes a las que les hacían el seguimiento del embarazo.
Y así, con este equipazo, es como fuimos pasando los días por ese pequeño país que no dejaba de sorprendernos y enseñarnos. ?? Otro de mis puntos favoritos del viaje, fueron los talleres. Como ya he comentado antes, la asociación intenta dar siempre talleres a la población local. En nuestro caso, fuimos a tres colegios donde hicimos talleres de emergencias, consumo de drogas y alcohol, enfermedades mentales y situaciones de abuso sexual. También dimos el taller de emergencias a población más mayor, en una pequeña salita de espera que estaba al aire libre, justo al lado del centro de salud. La verdad es que eran cosas muy sencillitas, a la par que muy fáciles de retener y, sobre todo, útiles para su día a día; cómo actuar ante un corte o una herida, qué hacer si alguien se atraganta, cómo actuar ante una quemadura…y más pequeñas situaciones de este estilo. ?
Esta fue un poquito la rutina que seguíamos cada día. También tuvimos un huequecillo para visitar algún mercado de madera local, comprar telas gambianas, conocer un puerto pesquero, ver un espectáculo de lucha muy curioso e, incluso, pudimos acercarnos a la playa y disfrutar también un poquito de esa parte del país.
Y así, poquito a poco, se fueron pasando esos 15 días en los que Gambia, sus rincones y su gente nos fueron sorprendiendo, enseñando y regalando momentos maravillosos. ?
Bastante gente, tras el viaje, me ha hecho comentarios como…»Jo, Esther, yo siempre he querido hacer algo así», «Llevo años queriendo hacer un voluntariado de ese estilo, pero no sé por dónde empezar». Pues si es así, ¡ponte a ello! Aquí te dejo los pasitos que yo te recomiendo, si de verdad estás interesado: ?
- INFÓRMATE. ¿Conoces ya alguna asociación con la que colabores o te gustaría empezar a hacerlo?, ¿Alguien conocido te puede recomendar alguna?. Investiga, busca información ?, curiosea sus redes sociales o páginas web.
- PREGUNTA. ⁉️ Si ves algo que te llama la atención, ponte en contacto con alguien de la asociación. Seguro que están encantados de contarte y explicarte cómo funcionan.
- HAZTE PREGUNTAS. ? ¿Qué tipo de trabajo realiza esta asociación durante sus viajes?, ¿Me interesan los proyectos que tienen planteados?, ¿Van de acuerdo a lo que yo entiendo como un voluntariado?
- HABLA CON GENTE QUE HAYA VIVIDO LO MISMO. ? Si has llegado al punto en el que la chispa ha despertado, trata de hablar con gente que te cuente, en primera persona, cómo funcionan y cómo llevan a cabo sus proyectos. Habla con un equipo que haya viajado anteriormente y pueda contarte su experiencia desde dentro y, si tienes la oportunidad de oír varias opiniones, ¡muucho mejor!
- Como último punto, si ya has hecho todo lo previo y estás convencido, si me fijo solo en mi experiencia, te diría: LÁNZATE, pero entiendo que es algo muy personal. Cada uno vive las cosas de una manera y, lo que para mí ha sido, sin ninguna duda, una experiencia muy recomendable que no voy a olvidar, para otro podría ser una aventura que no quiera recordar. Así que, como creo que es una decisión que depende de muchos factores y cada persona es un pequeño mundo, cambiaré ese «Lánzate» por; CONÓCETE Y VALORA LAS OPCIONES POSIBLES. ?✈️
Y después de esta pequeña entrada, aterrizamos de vuelta a casa. Hasta aquí llega este pequeño resumen de mi aventura por Gambia. Espero que nos volvamos a encontrar.
ABARAKA (gracias), GAMBIA. ?? ?