Mi primer parto.
Ver nacer es, sin duda, un regalo. Espero, cuando sea viejita, mantener una pequeña dosis de la ilusión de los primeros partos. ¡Qué nervios!, ¡Qué ganas!, ¡Qué emoción!. Qué maravilla participar en el inicio de esas pequeñitas vidas.
3,2,1 … ¡BIENVENIDO AL MUNDO, PEQUEÑÍN!
Los primeros días por el paritorio son un cocktail de dudas infinitas, con un par de hielos de inseguridades, macerado con un chorrito de ganas por empezar y, un día, en mi caso después de un par de meses, llega el remate final de ese esperado cocktail con un ligero toque de «abre bien los ojos, esta vez te toca a ti». ¡¡AAAAY LLEGÓ EL MOMENTO!!.
Y es que aún no lo puedo saber, pero creo que la sensación de esos primeros partos es algo que no puedes olvidar. Ese estado de… estoy realmente como un pequeño flan, emocionada y a la vez repasando en mi cabeza el material necesario y lo que tengo que hacer, peeeero lo voy a disimular lo mejor que pueda. ? Os voy a contar un poquito cómo fueron mis primeros pasitos por el paritorio hasta aquel día.
En los partos el aprendizaje es bastante progresivo. Las primeras veces siempre me lavaba (me preparaba para el parto) con algún resi mayor o alguna matrona que me indicaba qué debía ir haciendo en cada momento. Cómo explorar a la futura mamá, cómo colocar las manos, cómo proteger el periné cuando salga el peque, cómo alumbrar (proceso en el que sale la placenta), cómo revisar la vagina, el recto… tooooodito para asegurarse de que está todo en orden. Cuándo decirle a la mujer que empuje, saber cuándo aconsejarle respirar y dejar de empujar. Cuántas cosas nuevas y qué maravilla tener la oportunidad de aprenderlas desde cero.
Y así, poquito a poco, cada día vas haciendo una cosita más. Un día miras, otro pinzas el cordón y sacas la placenta, más adelante proteges el periné, el día siguiente haces el parto con un resi mayor poniendo las manos con las suyas (un parto» a cuatro manos» me decían). Y llega un día en el que estás preparado, aunque tú no lo sepas ? ,para hacerlo tú. Por supuesto, siempre con una matrona o resi al lado que te ayuda si es necesario o te va corrigiendo detalles (o te da de apoyo moral, que también es necesario en ese momento, la verdad). El mero hecho de tener alguien al lado con guantes puestos, a mi me da mucha seguridad. Quizá luego no sea necesario, pero si lo es… ahí está para echarte una mano.
Hay tantas, taaantas cosas que aprender en los comienzos. Cuando empiezas no sabes casi ni cómo dirigirte a las pacientes. No sabes cómo y cuándo tranquilizar a las mamás. Cómo explicarles lo que va sucediendo. Algo lógico, ¿cómo vas a saber explicar a otro si todavía lo estas aprendiendo tú?. Recuerdo que en esos primeros días, alguna vez que de casualidad había entrado un momento en el paritorio sola por lo que fuera, o me pillaban que era la última en salir y me preguntaban algo la paciente o su acompañante, y yo… «Que sea fácil, que sea fácil, que sea fácil». Da igual, a mí en ese momento creo que no me salía responder ni la hora, así que casi siempre lo solventaba con un «pues ahora lo comentó con mis compañeros y te digo». (Ahí va un consejo amigo, futuros resis, no falla). ??
Volviendo a aquel día, el parto la verdad que fue bien, no hubo complicaciones con la mamá durante el parto y el peque nació estupendo. ¡¡Un buen primer inicio!!. En los 2 siguientes partos que me tocaron, también tuve la suerte de tener una resi mayor cerquita y, creedme, es una suerte. Tener a alguien que hace poquito estuvo donde tú y que se va a alegrar contigo cuando hagas algo bien, es una chulada. De hecho, tanto mi CoR (el otro R1 que empezó conmigo la especialidad ?) como yo, cuando hicimos el primer parto, cada uno en su día, justo al acabar se lo contamos a nuestras resis mayores por el grupo de Whatsapp y todas se alegraron por el estreno de los pollitos. Si eso no es un buen cocktail, que me lo digan. ?
Como ya os he contado antes, no sé si con el tiempo se olvidan esas sensaciones de los primeros pasitos, pero ojalá no sea así. Ojalá pueda compartir con mis futuros resis pequeños, durante mucho tiempo, esa mezcla de nervios y ganas, de «Ay Diosito, quiero-y-no-quiero hacer este parto» y a la vez «Venga Esther, tranquilidad, estás preparada». Ojalá recuerde siempre el nombre de ese primer pequeñín al que pude acompañar y la sensación de acabar el parto e ir al cuartito de residentes, con una sonrisa enorme bajo la mascarilla, a decirle a mi resi mayor: «¡¡Me he bautizado, he hecho mi primer parto!!». ??
Espero que os haya entretenido este pequeño capítulo de mis aventuras por el paritorio. Todavía quedan muchas muuuuchas por venir. ¡Os iré contando!
Hoy me despido igual que lo hago al terminar cada parto, justo antes de salir del paritorio:
¡¡ENHORABUENA PAPIS!! A DISFRUTAR DEL PEQUE. ❤
1 COMENTARIO
Primero mi mejor enhorabuena Esther, porque ayudar a traer los hijos al mundo es una de las cosas más maravillosas que nos puede ofrecer la vida, seguro que no vas a olvidar este día nunca y recordarás con cariño tu primer parto, te aseguro que el primer día de trabajo no se olvida nunca. Tu ya has superado todos tus miedos e incertidumbres de todo lo que se hace por primera vez, ahora ya tienes más confianza en ti misma que es de lo que se trata. Enhorabuena de nuevo y a por el siguiente parto…