Saltar al contenido
Gine con Esther
  • Mi día a día
  • Aprende ginecología

Gine con Esther… en GAMBIA.

  • 6 de febrero de 20228 de febrero de 2022
  • por Esther Ruiz

Hace unos meses, tuve la oportunidad de vivir una experiencia muy especial. De hecho, podría decir sin equivocarme, que es la más me ha marcado el 2021. Por eso, he pensado que no hay mejor forma de inaugurar este año, que contándoos aquello que ocupó, para mí, un lugar muy importante del anterior. El vuelo Valladolid-Gambia está a punto de comenzar…¿Te vienes?

3,2,1…¡DESPEGAMOS!

«Oye, os paso la información de esta carrera solidaria que han organizado, por si os apetece. Es de AYEPU, una asociación que conozco. Os dejo su link también, por si queréis cotillear». Y así, es justo como comenzó la aventura. Este mensaje lo mandé por varios grupos de Whatsapp que tenía y, en algún punto, despertó una pequeña chispa que fue desencadenando todo. ??

Os voy a contar algunas cosillas sobre AYEPU, para que nos vayamos centrando un poquito. AYEPU (Ayuda Entre Pueblos), es una asociación sin ánimo de lucro, formada por voluntarios, que lleva años trabajando en Gambia. Es un equipo que tiene como objetivo formar y empoderar a los sanitarios locales, trabajando a su lado, para poder conseguir centros sanitarios que puedan ser sostenibles por la propia población gambiana ??. Para contribuir a este propósito, trabajan en centros sanitarios sin médicos, que cuentan con escaso personal sanitario, realizando consultas a diario con los enfermeros y personal local, intercambiando conocimientos y técnicas. Además, imparten talleres a la población, junto con los sanitarios locales, en los que dan algunas claves sobre higiene, salud bucodental, consumo de drogas, emergencias, primeros auxilios…etc.

Ahora que ya hemos entrado en materia, ¡¡continuamos con la aventura!!? La verdad, es que yo conocía esta asociación desde hace bastante tiempo, pero hasta este momento, no había dado el paso para formar parte de ella. ¿Os acordáis del mensaje que os he comentado antes? Pues a raíz de ese día, un tiempo después, mi resi mayor me comentó que había estado mirando cosillas sobre la asociación, había hablado con gente que formaba parte de ella y, entonces, fuimos curioseando, preguntando, hablando con los directivos y uniéndonos a alguna reunión por videollamada. Fuimos informándonos de los proyectos que tenían abiertos en ese momento y, cuando nos quisimos dar cuenta, ya sabíamos que, de una manera u otra, queríamos formar una pequeña parte de lo que ese equipo tenía entre manos.

Y esto, ¿por qué os lo cuento si aquí hemos venido a hablar del viaje?? Precisamente, porque quiero dejar claro, y así te lo hacen ver en la asociación desde el primer momento, que el viaje, a pesar de ser una parte muy importante y que, evidentemente, marca mucho tu experiencia, es solo uno de los pequeños ladrillos que forman esta asociación. Hay mucho trabajo realizado por gente que no ha viajado nunca a Gambia ni tiene pensado hacerlo, y son elementos absolutamente indispensables del grupo.

Ahora sí, montamos en el avión ✈️ y aterrizamos en aquel país desconocido sobre el que llevábamos meses imaginando. El viaje duró 15 días. Estuvimos en tres pequeños poblados diferentes; Jurunku, Illiassa y Batabut Kantora. En los tres lugares seguíamos más o menos la misma rutina. Por las mañanas, acudíamos al centro de salud y pasábamos consulta con el enfermero del centro o el personal sanitario que hubiera en cada sitio. El primer centro, que fue el más pequeño en el que estuvimos, pero también el que más especial me pareció, constaba de dos pequeñas salitas de exploración y otra, más pequeña incluso, que era el lugar donde almacenaban los medicamentos para darles a los pacientes, digamos que era una mini-farmacia. Al mando de ese pequeño lugar había una única persona; un enfermero. Bueno miento, otra pieza fundamental era un hombre que se encargaba de pasarle los pacientes uno a uno y de conseguir que la gente esperara de manera ordenada fuera del centro. Una persona, dos salitas, un solo armario con medicación y mucho mucho esfuerzo ???. ¡Menudo golpe de realidad nos llevamos! En ese pequeño rincón, pudimos ver, por primera vez, cómo funcionan allí las cosas. Y es que allí, no se les da el fármaco de primera elección, sino “el que haya”. Allí, no existen tratamientos crónicos, reciben periódicamente los comprimidos en una bolsita para una semana (como mucho) y, si necesitan más, tienen que acudir de nuevo al centro….tarea complicada en algunos casos.

Después, comíamos con la gente del poblado o con los compañeros del centro de salud. El arroz era el plato estrella, por la simple razón de que llena y es barato. Arroz con pescado, arroz con pollo o con una salsa que estaba hecha con mezcla de cebolla y otras verduritas que, la verdad… ¡¡estaba riquísima!! ?

Y justo entonces, es cuando llegaba mi momento favorito del día. Después de comer, aprovechábamos ese rato para jugar con los niños. Saltábamos a la comba, jugábamos en corro mientras cantaban las canciones que aprendían en el cole, hacíamos pompas de jabón, sacábamos los gomets de colores y…¡ahí teníamos el éxito asegurado! ⚽? Es increíble ver cómo disfrutaban, bueno, DISFRUTÁBAMOS* con las pompas, qué caras se les ponía cuando llevaban el brazo lleno de pegatinas, cómo te abrían, sin dudarlo, un hueco en su corro y cantaban y bailaban enseñándonos sus juegos. Nunca olvidaré la avalancha de niños que empezó con un grito de «selfieeee chicos» y acabó sin foto, pero con todos los niños tirados encima nuestro riendo. ?¡Qué momentazos nos regalaron esos pequeñajos!

Después, por la tarde, solíamos volver al sitio donde dormíamos y nos poníamos a preparar talleres o compartíamos lo que cada uno había vivido ese día. Ahora que me doy cuenta, no os he hablado de los integrantes del equipo ?. Al mando del equipo estaba Ana, psicóloga y coordinadora del grupo. Esta era, nada más y nada menos, su décima vez en Gambia y fue, sin duda, la pieza fundamental para el resto del equipo que hizo que todo fuera sobre ruedas. Pedro, enfermero y residente de Familia y Comunitaria, que hizo un trabajazo explicando al personal local algunos consejos de cómo realizar las curas y qué apósitos usar en cada situación. María, residente de gine (mi resi mayor). María y yo, además de compartir hospital de residencia, tuvimos la oportunidad de compartir mosquitera, gomets, salsa de cebolla y esta experiencia inolvidable ?. Nosotras solíamos estar con los enfermeros y matrones, viendo a los pacientes que acudían al centro, población general que venía por diversas patologías y también gestantes a las que les hacían el seguimiento del embarazo.

Y así, con este equipazo, es como fuimos pasando los días por ese pequeño país que no dejaba de sorprendernos y enseñarnos. ?? Otro de mis puntos favoritos del viaje, fueron los talleres. Como ya he comentado antes, la asociación intenta dar siempre talleres a la población local. En nuestro caso, fuimos a tres colegios donde hicimos talleres de emergencias, consumo de drogas y alcohol, enfermedades mentales y situaciones de abuso sexual. También dimos el taller de emergencias a población más mayor, en una pequeña salita de espera que estaba al aire libre, justo al lado del centro de salud. La verdad es que eran cosas muy sencillitas, a la par que muy fáciles de retener y, sobre todo, útiles para su día a día; cómo actuar ante un corte o una herida, qué hacer si alguien se atraganta, cómo actuar ante una quemadura…y más pequeñas situaciones de este estilo. ?

Esta fue un poquito la rutina que seguíamos cada día. También tuvimos un huequecillo para visitar algún mercado de madera local, comprar telas gambianas, conocer un puerto pesquero, ver un espectáculo de lucha muy curioso e, incluso, pudimos acercarnos a la playa y disfrutar también un poquito de esa parte del país.

Y así, poquito a poco, se fueron pasando esos 15 días en los que Gambia, sus rincones y su gente nos fueron sorprendiendo, enseñando y regalando momentos maravillosos. ?

Bastante gente, tras el viaje, me ha hecho comentarios como…»Jo, Esther, yo siempre he querido hacer algo así», «Llevo años queriendo hacer un voluntariado de ese estilo, pero no sé por dónde empezar». Pues si es así, ¡ponte a ello! Aquí te dejo los pasitos que yo te recomiendo, si de verdad estás interesado: ?

  1. INFÓRMATE. ¿Conoces ya alguna asociación con la que colabores o te gustaría empezar a hacerlo?, ¿Alguien conocido te puede recomendar alguna?. Investiga, busca información ?, curiosea sus redes sociales o páginas web.
  2. PREGUNTA. ⁉️ Si ves algo que te llama la atención, ponte en contacto con alguien de la asociación. Seguro que están encantados de contarte y explicarte cómo funcionan.
  3. HAZTE PREGUNTAS. ? ¿Qué tipo de trabajo realiza esta asociación durante sus viajes?, ¿Me interesan los proyectos que tienen planteados?, ¿Van de acuerdo a lo que yo entiendo como un voluntariado?
  4. HABLA CON GENTE QUE HAYA VIVIDO LO MISMO. ? Si has llegado al punto en el que la chispa ha despertado, trata de hablar con gente que te cuente, en primera persona, cómo funcionan y cómo llevan a cabo sus proyectos. Habla con un equipo que haya viajado anteriormente y pueda contarte su experiencia desde dentro y, si tienes la oportunidad de oír varias opiniones, ¡muucho mejor!
  5. Como último punto, si ya has hecho todo lo previo y estás convencido, si me fijo solo en mi experiencia, te diría: LÁNZATE, pero entiendo que es algo muy personal. Cada uno vive las cosas de una manera y, lo que para mí ha sido, sin ninguna duda, una experiencia muy recomendable que no voy a olvidar, para otro podría ser una aventura que no quiera recordar. Así que, como creo que es una decisión que depende de muchos factores y cada persona es un pequeño mundo, cambiaré ese «Lánzate» por; CONÓCETE Y VALORA LAS OPCIONES POSIBLES. ?✈️

Y después de esta pequeña entrada, aterrizamos de vuelta a casa. Hasta aquí llega este pequeño resumen de mi aventura por Gambia. Espero que nos volvamos a encontrar.

ABARAKA (gracias), GAMBIA. ?? ?

Mi primer parto.

  • 22 de marzo de 202122 de marzo de 2021
  • por Esther Ruiz

Ver nacer es, sin duda, un regalo. Espero, cuando sea viejita, mantener una pequeña dosis de la ilusión de los primeros partos. ¡Qué nervios!, ¡Qué ganas!, ¡Qué emoción!. Qué maravilla participar en el inicio de esas pequeñitas vidas.

3,2,1 … ¡BIENVENIDO AL MUNDO, PEQUEÑÍN!

Los primeros días por el paritorio son un cocktail de dudas infinitas, con un par de hielos de inseguridades, macerado con un chorrito de ganas por empezar y, un día, en mi caso después de un par de meses, llega el remate final de ese esperado cocktail con un ligero toque de «abre bien los ojos, esta vez te toca a ti». ¡¡AAAAY LLEGÓ EL MOMENTO!!.

Y es que aún no lo puedo saber, pero creo que la sensación de esos primeros partos es algo que no puedes olvidar. Ese estado de… estoy realmente como un pequeño flan, emocionada y a la vez repasando en mi cabeza el material necesario y lo que tengo que hacer, peeeero lo voy a disimular lo mejor que pueda. ? Os voy a contar un poquito cómo fueron mis primeros pasitos por el paritorio hasta aquel día.

En los partos el aprendizaje es bastante progresivo. Las primeras veces siempre me lavaba (me preparaba para el parto) con algún resi mayor o alguna matrona que me indicaba qué debía ir haciendo en cada momento. Cómo explorar a la futura mamá, cómo colocar las manos, cómo proteger el periné cuando salga el peque, cómo alumbrar (proceso en el que sale la placenta), cómo revisar la vagina, el recto… tooooodito para asegurarse de que está todo en orden. Cuándo decirle a la mujer que empuje, saber cuándo aconsejarle respirar y dejar de empujar. Cuántas cosas nuevas y qué maravilla tener la oportunidad de aprenderlas desde cero.

Y así, poquito a poco, cada día vas haciendo una cosita más. Un día miras, otro pinzas el cordón y sacas la placenta, más adelante proteges el periné, el día siguiente haces el parto con un resi mayor poniendo las manos con las suyas (un parto» a cuatro manos» me decían). Y llega un día en el que estás preparado, aunque tú no lo sepas ? ,para hacerlo tú. Por supuesto, siempre con una matrona o resi al lado que te ayuda si es necesario o te va corrigiendo detalles (o te da de apoyo moral, que también es necesario en ese momento, la verdad). El mero hecho de tener alguien al lado con guantes puestos, a mi me da mucha seguridad. Quizá luego no sea necesario, pero si lo es… ahí está para echarte una mano.

Hay tantas, taaantas cosas que aprender en los comienzos. Cuando empiezas no sabes casi ni cómo dirigirte a las pacientes. No sabes cómo y cuándo tranquilizar a las mamás. Cómo explicarles lo que va sucediendo. Algo lógico, ¿cómo vas a saber explicar a otro si todavía lo estas aprendiendo tú?. Recuerdo que en esos primeros días, alguna vez que de casualidad había entrado un momento en el paritorio sola por lo que fuera, o me pillaban que era la última en salir y me preguntaban algo la paciente o su acompañante, y yo… «Que sea fácil, que sea fácil, que sea fácil». Da igual, a mí en ese momento creo que no me salía responder ni la hora, así que casi siempre lo solventaba con un «pues ahora lo comentó con mis compañeros y te digo». (Ahí va un consejo amigo, futuros resis, no falla). ??

Volviendo a aquel día, el parto la verdad que fue bien, no hubo complicaciones con la mamá durante el parto y el peque nació estupendo. ¡¡Un buen primer inicio!!. En los 2 siguientes partos que me tocaron, también tuve la suerte de tener una resi mayor cerquita y, creedme, es una suerte. Tener a alguien que hace poquito estuvo donde tú y que se va a alegrar contigo cuando hagas algo bien, es una chulada. De hecho, tanto mi CoR (el otro R1 que empezó conmigo la especialidad ?) como yo, cuando hicimos el primer parto, cada uno en su día, justo al acabar se lo contamos a nuestras resis mayores por el grupo de Whatsapp y todas se alegraron por el estreno de los pollitos. Si eso no es un buen cocktail, que me lo digan. ?

Como ya os he contado antes, no sé si con el tiempo se olvidan esas sensaciones de los primeros pasitos, pero ojalá no sea así. Ojalá pueda compartir con mis futuros resis pequeños, durante mucho tiempo, esa mezcla de nervios y ganas, de «Ay Diosito, quiero-y-no-quiero hacer este parto» y a la vez «Venga Esther, tranquilidad, estás preparada». Ojalá recuerde siempre el nombre de ese primer pequeñín al que pude acompañar y la sensación de acabar el parto e ir al cuartito de residentes, con una sonrisa enorme bajo la mascarilla, a decirle a mi resi mayor: «¡¡Me he bautizado, he hecho mi primer parto!!». ??

Espero que os haya entretenido este pequeño capítulo de mis aventuras por el paritorio. Todavía quedan muchas muuuuchas por venir. ¡Os iré contando!

Hoy me despido igual que lo hago al terminar cada parto, justo antes de salir del paritorio:

¡¡ENHORABUENA PAPIS!! A DISFRUTAR DEL PEQUE. ❤

Poniendo espéculos.

  • 21 de enero de 202121 de enero de 2021
  • por Esther Ruiz

Mis primeros días en la especialidad comenzaron en centro de salud; en consulta de ginecología general y seguimiento de embarazo de bajo riesgo. Un buen lugar para empezar, buena compañía y…

¡Tooodo por delante por aprender!

Y es que los comienzos tienen ese doble filo, esos nervios iniciales por el desconocimiento absoluto, a la par que unas ganas inmensas por aprender día a día, porque por pequeño que sea el aprendizaje diario, partiendo de la nada, parece que das pasitos de gigante con cada pequeña cosita que añades a tu mochila de R1.

Esos primeros días en los que te encuentras en el limbo entre estudiante y residente. Ves a los estudiantes de sexto que rotan por el hospi y piensas: «¡Pero si es que yo me veo casi casi como ellos!» y, por otro lado, ves a tus resis mayores y te parece que están a años luz de tí. Y no es que te parezca, es que lo están, pero es lo normal. Llevan varios años rondando por la especialidad y, sin ninguna duda, llevan la mochila de conocimientos muuuuucho más cargada que la tuya, que está «a estrenar». Pero … ¿y a quién no le gusta estrenar?.??

Los primeros días miré, a pesar de que desde el principio intentan dejarte hacer cosillas, antes hay que observar y fijarse en cómo lo hace otro, es lo que toca en ese momento. Reconozco que llegas con ansias de hacer de todo, pero hay que ser realistas y un pelín humildes, no puedes hacer de todo sin tener ni idea de nada, y es tan sencillo como eso. Así que, yo observé y, poquito a poco, me fueron dejando hacer las cosas más sencillas. Y ahí es donde entran los primeros espéculos. Esos instrumentos que usan las matronas y gines con forma de «boca de pato» que se introducen por la vagina para poder ver el cuello del útero (cérvix) y vagina. Si alguna vez os han hecho alguna revisión ginecológica o habéis ido a la matrona, seguro que ya conocéis a este compi ??. Parece la mayor tontería poner un espéculo, pero por básico que parezca, supongo que todo lo nuevo tiene su pequeño misterio. Yo llevo unos meses y, aunque admito que ahora ya es muy diferente al primer día, sigue habiendo algún cérvix que se me escapa, otro que no consigo ver bien porque me tapa la vagina… Seguramente, cuando lea esto dentro de un tiempo pensaré: «Vaya tela pollito, ni un espéculo ponías». ?

Así fueron mis comienzos, hoy empezaba poniendo espéculos, pasado me dejaban hacer algún tacto vaginal, otro día te introduces en el desconocido mundo de la eco… y aquí no voy a entrar, porque esto da realmente para otra entrada. Muchos estudiantes de medicina no han cogido nunca un ecógrafo o lo han hecho en contadísimas ocasiones. En mi caso, lo había usado en prácticas de la universidad, intentando localizar las carótidas a una compañera, y hasta ahí llegaba mi relación con el ecógrafo. (¡¡Las carótidas!! de poco me iba a servir ahora) ?. ¡Ay, la eco! Abdominal, vaginal, de embarazada de pocas semanas, de gestantes ya en el tercer trimestre de embarazo…otro mundo nuevo, de verdad.

Y es que, realmente, es todo taaan nuevo, que todo te hace ilusión. A mi me parecía mentira que fuera yo la que estaba haciendo una eco vaginal a una paciente. (Aunque luego no me orientara y no encontrara ni el útero). Benditas primeras veces llenando la mochila. ??

Creo que el mejor equipaje con el que yo conté, y que creo que puede ser útil si empiezas pronto la residencia es:

  • Un neceser lleno de buen rollo y buena compañía.
  • Unos ojos bien abiertos, como buen pollito R1 que eres.
  • Una libreta donde ir apuntando pequeñas dudas que luego puedas preguntar o repasarte en casa. Al principio algo muy típico que me pasaba a mí, es que me preguntaban si tenía dudas y yo pensaba…»¡¡TODAS, tengo todas!!». Pero poco a poco te vas centrando un pelín, confía.
  • Un estuche de ilusión. Intenta ir haciendo lo mejor que puedas esas primeras tareas que te dejen tus adjuntos. No te agobies si no salen a la primera, ¡tú ponle ganas!.
  • Y, sobre todo, un «Kit de supervivencia» que cuente con alguien que cuando le digas: «Es que no consigo ni verle el cérvix al poner el espéculo», «Jope, le hago la eco y no me sitúo, si es que no me oriento», «y aquí de dónde a dónde mido, si yo no veo dónde empieza y dónde acaba este ovario», te responda con una sonrisilla y un sencillo: «¿Y qué pretendes?, ¡Si acabas de empezar!. Te quedan muchos años por delante».

Y así es, me quedan muuuchos principios aún por vivir, muchas ecos en las que perderme y otras tantas en las que empezar a encontrarme. Mis primeros pasos en esta aventura empezaron como dice la canción, «des-pa-ci-to» pero, en esos inicios, cuando tengas el ecógrafo en la mano y estés más perdido que en las clases de Anatomía patológica, mejor acordarse de los Hombres G y pensar que los inicios son maravillosos y que «hoooy algo me dicee… que voy a pasármelo bien». ??

Otro día os cuento un poco más de mis primeras hazañas, «espéculo» haberos entretenido un ratito.

¡¡NOS VEMOS POR EL RINCÓN!! ??

Mi primera guardia.

  • 14 de enero de 202114 de enero de 2021
  • por Esther Ruiz

Hace unos meses tuve mi primera guardia como R1 y no se me ocurre mejor forma de inaugurar este pequeño rincón. Primera entrada de mis primeras veces en el hospi. Os voy a contar un poquito cómo fue mi aventura…

¡VAMOS ALLÁ!

7a.m ¡Riiiiiiiiiing! -Suena el despertador. El día amanece interesante. Por la mañana, mi rotatorio de gine, comer en el hospi y, después, guardia desde las 15h hasta las 8h del día siguiente. ¡No hay miedo! Bueno, sí que lo había, claro que sí. Y es que yo soy esa persona que lleva poniéndose nerviosa desde el primer examen de conocimiento del medio de mi vida y, esta vez, no iba a ser menos. ??

En mi caso, mi primera guardia no fue de gine, sino de puerta de urgencias. A las 15h quedo con mis CoR (otros R1 de diferentes especialidades) con las que compartiré el día y, cuando me quiero dar cuenta…
«Tienes un paciente con dolor abdominal. Está en la sala de espera, pásalo al Box 5 y lo vas viendo.»
¿Tienes?…¿Qué sala?…¿Box 5? ¿Cómo llamo a ese buen hombre y qué le hago yo? ¡¡¡ ?️ !!!

Y así es como empezó todo, un poco atropellado quizá, no sabía ni moverme por urgencias ni a quién dirigirme en cada momento. «¿Este será el celador? ¡Creo que aquel tiene cara de enfermero! Me dicen que se lo pida a la R4, mmm será está chica.»

En medio de ese pequeño caos en el que estaba metida, a media tarde, bajó a verme mi resi mayor, que estaba de guardia en gine y venía a ver si estaba sobreviviendo. Me trajo unas galletitas, me salvó 10 minutillos, le conté lo perdida que estaba y ese ratín fue la dosis justa de buen rollo que necesitaba. Me tranquilizó diciéndome que la primera guardia es así, que luego todo se ve de otra manera. Que intentara sobrevivir. Y ahora, creo que fue un gran consejo. Esa visitilla, por insignificante que parezca, a mi me pareció un detallazo. En ese momento, necesitaba que una cara conocida dijera… «eh, ¡tranqui! Si necesitas cualquier cosa, estoy a solo unas plantas, llámame.»

Y poco a poco fui viendo un paciente, otro, pidiendo pruebas, escribiendo las historias y, casi sin darme cuenta, me fui sintiendo un poquito más cómoda. Quizá fueron las galletas, la visita, los pacientes o simplemente el haber pasado ya esas primeras horas donde todo, y digo TODO, era nuevo para mí.

Y llegó la cena, yo me sentía bastante entera, la verdad, hasta lo comenté con mi CoR; «No pensé que estaría tan bien, creo que no necesito dormir ahora.» Animalito…lo que no sabía, era el bajonazo que me iba a entrar a las 3:00h de la mañana. La energía que creía tener hace unas horas, ahora solo me daba para buscar un café que me echara un cable para aguantar un ratito más. Y así fue, un café y otro paciente y otro más… Y llegó mi turno de dormir. Ya está, lo había hecho. Primera guardia superada y me sentía bien, cansada, con una sensación un tanto rara pero, en el fondo, sabía que había sobrevivido y no había sido tan desastre como prometía serlo a las 15h de la tarde.

Dejo aquí algunas cositas que me llevo de mi primera guardia y que me gustaría compartir:

  • Valora a tus resis mayores y agradece que te cuiden. Guárdalo en un rinconcito de tu hipotálamo y acuérdate de este momento cuando seas tú el que debe echar un cable (y unas galletas ?) al resi pequeño.
  • Quizá no tengas ni idea de nada, o eso crees, pero juega tus mejores bazas. Saluda al paciente con una sonrisa, dile tu nombre y hazle ver que vas a estar pendiente de él mientras esté en urgencias. Yo pensaba; mira, a lo mejor luego patino en las pruebas que debo pedir y el adjunto me tiene que ayudar y ponerme las pilas, pero este poquito que sé hacer, lo voy a hacer bien.
  • Sobrevive. Apáñatelas, tu primera guardia es muy especial. Sólo tú sabes lo perdido que te sientes, lo entero que crees estar a las 23h y el bajón que te entra a las 3h. Todo pasa, intenta hacerlo de la mejor manera posible para ti en ese momento y será suficiente.
  • Todo llega. Parece que ayer estabas haciendo una práctica de 5h de bioquímica, esperando al bus de la uni en aquel polígono, de camino al hospital a 40 minutos en el que te tocó ese rotatorio… Y hoy, estás presentándote a los pacientes como médico por tu nombre. Algo has hecho bien.

Espero que os haya entretenido un pelín, que a alguno le saque una sonrisilla al recordar su primera guardia y, a otro, le despierte las ganas de que llegue ese día que para él sea el primero de muchos.

Todo llega… ¡NO BAJÉIS LA GUARDIA! ??

❤️

Comentarios recientes

  • César en Mi primer parto.
  • Esther Ruiz en Poniendo espéculos.
  • ? en Poniendo espéculos.
  • Esther Ruiz en Mi primera guardia.
  • ? en Mi primera guardia.

Entradas recientes

  • Gine con Esther… en GAMBIA.
  • ¡Qué nervios! Tengo cita con la gine.
  • Mi primer parto.
  • Un poquito de…Candidiasis.
  • Poniendo espéculos.

Archivos

  • febrero 2022
  • mayo 2021
  • marzo 2021
  • febrero 2021
  • enero 2021

Categorías

  • Aprende ginecología
  • Mi día a día
GineconEsther 2020.
Tema de Colorlib. Funciona con WordPress.
  • Mi día a día
  • Aprende ginecología